jueves, mayo 03, 2007

La policía de Zapatero

Uno de los síntomas más claros e inquietantes de la degeneración democrática de un gobierno es que la ciudadanía empiece a percibir a los cuerpos policiales no como un elemento de seguridad y protección, sino como un instrumento siniestro adscrito al poder político. Dicho de otro modo, que la gente empiece a tener miedo a la policía, en lugar de respetarla y tranquilizarse con su presencia.

En sólo tres años, Zapatero está consiguiendo que una sombra de sospecha se cierna sobre los cuerpos policiales, ahora bajo el mando único de Joan Mesquida. Estamos llegando a un punto en que ya no vemos a la policía como garante de nuestra seguridad, sino que su actuación despierta recelos cada vez más justificados de actuar al impulso de conveniencias políticas, al servicio de estrategias estrictamente partidistas.

Por supuesto que el juicio del 11M, con toda la retahíla de declaraciones de policías de toda obediencia y graduación, es el principal síntoma de esto, pero es que si echamos la vista atrás nos encontraremos a la policía deteniendo a dos militantes del PP por vociferarle a un ministro. O a los agentes armados hasta los dientes irrumpiendo en las sedes de dos sociedades filatélicas que sí, probablemente cometieron delitos, pero cuya peligrosidad no parecía justificar tal despliegue bélico. O a los uniformados sacando esposado en prime time al alcalde (popular por supuesto) de un pueblo mallorquín. O a algún funcionario ignoto avisando a los recaudadores del impuesto revolucionario de la inminencia de una redada. O deteniendo a otro alcalde igualmente popular al poco rato de que saliese de una cena con Rajoy. O deteniendo a una tonadillera justo, justo después de que el presidente del gobierno ofreciera en esa ciudad un mitin diciendo que nadie le parará, “por famoso que sea”, en su cruzada contra la corrupción, y apenas unas horas después de haber visitado la comisaría desde donde se practicó la detención. A las doce de la noche, como si el hecho de que por la mañana se le tomase declaración justificase la escenificación de una detención nocturna y televisada.

El sorprendente don de la oportunidad de que hacen gala los cuerpos policiales para que sus actuaciones más espectaculares coincidan con cuestiones que al gobierno le interesa oscurecer empieza a ser preocupante. Los cuerpos de seguridad empiezan a ser la policía del régimen, la policía de Zapatero. Cuando llaman a la puerta de madrugada, en España, ya nada garantiza que sea el lechero.



Germont

2 comentarios:

El Cerrajero dijo...

La Policía política de Rodríguez el Traidor recibe el nombre de geZtaPo.

Anónimo dijo...

Polizia Politika.