Desde mi trinchera liberal: La OCDE rebaja el crecimiento del PIB españ
Un día después de que Zapatero, certificase que la situación económica española es "excelente", la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha vuelto a meter a nuestro iluso presidente por los railes del realismo, rebajando el crecimiento de nuestro PIB al 2,7%.
A Zapatero, podríamos aplicarle aquélla frase atribuida a Noel Claraso: "Ni el presuntuoso ni el fatalista están formados. Malo es el optimismo no razonado del primero, y malo también el pesimismo sistemático del segundo. La alegría es necesaria siempre, pero el optimismo ha de ser razonado". El de Zapatero es un optimismo congénito, desasistido, con diana en el fracaso. Sin raices, sólo pervive como reflejo de su propio espejismo.
La realidad es que la economía española está en una vía agotada, al basar su crecimiento en la construcción, que ya está rodando sin apenas combustible, y el consumo interno, cuyo dinamismo está empezando a ralentizarse, con un euribor en escalada constante sonante que ya se sitúa en el 4,36 por ciento. Traducido a euros: una hipoteca media se ha encarecido 90 euros al mes. Vivienda para todos, era una de las promesas electorales de Zapatero. Hora es de recordárselo. Por lo pronto, los socialistas sólo han sido capaces de reinventar el colegio mayor como forma de vivienda para los jóvenes, las pensiones de los años cuarenta, los minipisos con baño común, tipo corral, y las alpargatas para facilitar que se pateen las calles de la ciudad buscando piso. La verdad es que los socialistas son de una originalidad casi chistosa. Pronto volveremos a coger el tranvía para ir a lavar la ropa al río. España es progresista.
Con todo, no deberíamos centrar nuestra atención principalmente en el crecimiento del PIB, que aumenta su masa en la medida en que aumenta la población. Lo que empuja el crecimiento del PIB actual son razones prinipalmente demográficas. A más población, mayor necesidad de viviendia y mayor consumo, hasta ahí poca discusión. Pero si centramos el análisis en el PIB por cápita, resulta que los españoles somos más pobres cada día. La tarta es más grande, pero hay más comensales, por lo que en el reparto tocamos a menos. Vamos a tener que relamer la cucharilla.
La economía española sigue ahondando en sus desequilibrios: nuestra productividad ha caído un 4% en cinco años, siendo España uno de los países con menor rendimiento por hora trabajada. La pérdida de poder adquisitivo (la evolución del salario español es una de las peores entre los países de nuestro entorno, con una inflación, además, fuera de control), y una agobiante subida en la presión fiscal, salvo en aquéllas comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular, lleva a las familias a la acrobacia para intentar llegar a fin de mes.
Los zaragozanos podríamos dar un master sobre cómo sobrevivir a la presión fiscal. Si algo ha hecho Belloch es multiplicar el peso impositivo y las horas extras de los jueces. Y, aún así, lo acabamos de reelegir como alcalde. Hay veces que convertimos el ejercicio del voto en puro masoquismo. Vayan pasando por caja.
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