viernes, abril 20, 2007

Socialistas contra Rosa Díez


Por Jesús Salamanca

Hay indicios de que sea una jugarreta que tiene su origen en Ferraz y un fin claro: desprestigiar a Rosa Díez. Esta empedernida luchadora, y admirada mujer, se está ‘comiendo el marrón’ más sola que la una, en agosto y en zona rural.

En ocasiones es difícil entender lo que uno ve. Pero, a pesar de la rareza de ciertas situaciones, no faltan personajes que todo lo justifican. Tienen la rara habilidad de dar la vuelta a la tortilla sin manifestar escrúpulos de ningún tipo. Incluso, me atrevería a decir que carecen de valores democráticos y desdeñan los principios de la ética. La mayoría de las veces carecen de argumentos y sustentan en el insulto sus esperpénticas intervenciones, calificando de facha a todo aquel que pasa por delante y no piensa como ellos, o bien actúa con adecuados modales, ética y corrección.

¿Y por qué ese preámbulo? Muy sencillo. Hace unos días, algunos medios de comunicación publicaron que eurodiputados del PSOE se han encargado de propagar la “espantá” de Rosa Díez. Lo que le faltaba a esta incansable luchadora. Eso de que alguien del entorno del partido del Gobierno practique los valores de la convivencia o se mueva en parámetros de respeto y trabajo, no se ve nada bien en el seno socialista. No puedo entenderlo, como les sucede a muchos afiliados y amigos cercanos al socialismo real, que nada tiene que ver con lo que representan el bachiller Pepiño, Rodríguez o su llamativo entorno.

Lo más duro del caso es que hay indicios de que sea una jugarreta que tiene su origen en Ferraz y un fin claro: desprestigiar a Rosa Díez. Esta empedernida luchadora, y admirada mujer, se está ‘comiendo el marrón’ más sola que la una, en agosto y en zona rural.

A su alrededor puede apreciar Rosa la hipocresía que caracteriza a su todavía formación política: En privado recibe besos y todo tipo de parabienes; pero, en público, ni siquiera la mirada de los más cercanos o de los correligionarios que siempre le brindaron su apoyo y admiración. Es la imposición de las dictaduras personales y envidias. Por desgracia para la convivencia, Rosa es destinataria de odios infundados. Los socialistas demuestran con esa actitud que dominan y conocen los mecanismos del fascismo para hacer mal. La envidia, que sigue siendo el pecado nacional más extendido, la llevan hasta sus últimas consecuencias.

El sospechoso socialismo del vocero ‘Pepiño’ ha iniciado la purga y recrudecido la persecución, tanto al disidente como a quienes manifiestan o escriben contra sus actos. Ya son excesivos los actos esperpénticos y las absurdas decisiones que se han adoptado en poco tiempo desde el seno socialista: De Juana y su media pensión con paseos vespertinos incluidos; Otegi y sus imposiciones al Gobierno; las vacaciones pagadas por el erario público al maltratador de género, Eguiguren, para ‘agasajar’ a Josu Ternera y familia; chivatazos a etarras, desde el entorno policial; apoyo para la resurrección de la banda armada y colaboracionismo en la europeización de las ‘bondades y humanitarismo’ de ETA; aunque aquí no se acaban los actos reprochables.

Lo raro es que Rosa Díez no haya sabido, hasta ahora, con qué bueyes estaba arando. Muchos artículos se han publicado sobre el tema que nos ocupa; pero, sin duda, entre las muchas afirmaciones que he podido leer en su apoyo es que el mejor síntoma de la deriva socialista es la “constatación de que el PSOE desdeña a la gente de la calidad humana y moral de Rosa Díez”.

Solo el hecho de que sus falsos compañeros hayan calificado a esta mujer de “traidora” y muchas otras ‘lindezas’, pone de manifiesto la catadura moral de los calificadores. Por eso, deberían saber que “quienes en febrero no escarden que aguarden”.


Jesús Salamanca

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