jueves, abril 19, 2007

Política envenenada

Por Reme Falaguera




En estos últimos tiempos, la mayoría de nuestros políticos se han convertido en manzanas envenenadas que los ciudadanos mordisqueamos ingenuamente y sin informarnos de los efectos letales que tienen para la salud moral de nuestra sociedad.

Sólo hay que dar un vistazo a la prensa o la televisión para verlos rebosantes de tanto odio, envidias, revanchismo y crispación que lleva a pensar que su único programa electoral es mantenerse en el cargo y obtener un mayor poder político, social y económico. La prepotencia a la que nos tienen acostumbrados, la improvisación, el desprecio a las necesidades reales de la sociedad, la adecuación de la legislación a sus propios intereses y el mangoneo de los medios de comunicación convierten a los sencillos ciudadanos de bien en esclavos de su propio bienestar, en marionetas manejadas a su antojo con las que poder silenciar sus corruptelas y, de este modo, evitar su rechazo.

¿Que hay que desnudarse para llamar la atención y rascar unos cuantos votos? Pues se hace. ¿Que para ascender en el partido hay que decir ”sí, bwana” a principios éticamente contrarios a tu dignidad? ¡No pasa nada! Parece que el fin justifica los medios. ¿Que los intereses del partido llevan a mentir de forma zafia y sin escrúpulos, para manipular al ciudadano de a pie y conseguir su preciado voto? Adelante, no te cortes, ya lo dijo el rey francés Enrique IV: ”París bien vale una misa.”

Pero se olvidan de que el sentido común del pueblo enciende sus señales de alarma cuando escucha los magistrales discursos políticos en los que se suelen reflejar el oportunismo electoral con una puesta en escena demagógica repleta de palabrería barata y que, por supuesto, constata un distanciamiento preocupante entre las promesas electorales y los problemas cotidianos, en muchos casos, de solución urgente que demanda la sociedad.

¿Cómo vamos a tener confianza en nuestros políticos si “cuando dicen “sí” quieren decir “quizá”; cuando dicen “quizá”, quieren decir “no” y, cuando dicen “no”, entonces no es un político” como sugiere un chiste popular?

No me considero analista política, ni lo pretendo, pero creo que a menudo olvidamos lo más básico, lo elemental, especialmente ahora que nos encontramos en época preelectoral.

Desde mi punto de vista, a pesar de que los ciudadanos de a pie no tienen la más mínima duda de que la política en sí sea buena y su participación en la elección de los gobernantes es, sin ningún género de dudas, necesaria para contribuir al bien común de la sociedad, buscan desesperadamente unos representantes que trabajen con espíritu de servicio en beneficio de su ciudad, de su pueblo.

Sueñan con poder elegir a unos líderes políticos con sensibilidad para entender, para escuchar y tratar al ciudadano con honestidad y justicia. Hombres y mujeres que velen por el orden público, y, por supuesto, que transpiren por todos los poros de su piel coherencia y honradez, especialmente en la maleada gestión del dinero público. Y se ilusionan - tienen derecho a ello- en encontrar unos héroes políticos, locos caballeros, comprometidos en defender la justicia y la paz,“honestos en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cuesta la vida el defenderla”*


Pero, desgraciadamente, el panorama político no está a nuestro favor. Y la única solución que nos queda es hacerles saber a través de las urnas que no estamos dispuestos a consentir ese comportamiento infantil y embustero propio de escolares malcriados y egoístas del que se cree “tirano de pleno derecho”.



*Reflexiones de Benedicto XVI sobre la «honesta profesión» del Ingenioso Hidalgo


Reme Falaguera

Debate21

Mujeres del Siglo XXI

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