sábado, abril 28, 2007

Maragall considera caduco el PSC y avala un Partido Demócrata europeo


  • El 'expresident' se declara "disponible" para trabajar en el futuro con Prodi, Rutelli y Bayrou
  • Asegura que las organizaciones de "fidelidad ideológica" quedarán superadas en unos años
La reaparición de Pasqual Maragall en la escena política no podía haber sido más impactante. Tras varios meses de silencio, el expresident ha realizado esta semana una sonora rentrée en tres actos, justo en vísperas electorales. En el primero, renegó del esfuerzo que costó la reforma del Estatut, de la que él fue impulsor y víctima. En el segundo, arremetió contra el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, por quien se siente traicionado y a quien acusa de haber abandonado el federalismo. Y en el tercero se despacha a gusto con su partido, el PSC, al que considera caduco y no menos desleal que Zapatero, y se declara "disponible" para contribuir a fundar un Partido Demócrata europeo.

La idea de crear un partido de nuevo cuño, a imagen de la organización homónima de EEUU, fue puesta sobre la mesa el pasado otoño por los italianos Romano Prodi (actual primer ministro, al frente de una coalición de centro izquierda) y Francesco Rutelli (exalcalde de Roma), amigos personales de Maragall. El catalán y el centrista francés François Bayrou fueron dos de los políticos europeos invitados por los italianos al cónclave de lanzamiento de la idea, celebrado el pasado mes de octubre en Venecia.

DOS GRANDES PARTIDOS
"Para mí, en aquel momento se abre un nuevo escenario en que el tema ya no es España ni Catalunya, sino qué hacer Catalunya y España en la nueva nación, bien real, que es Europa", declara Maragall en la entrevista que publica la revista Avenç en su número de mayo. "La política europea será cada vez más como la americana, con dos grandes partidos, pero que no son ya partidos de fidelidad ideológica, sino de posicionamientos globales. No nos encaminamos hacia fuerzas de carácter ideológico muy marcado, sino de grandes opciones estratégicas", agrega, y a renglón seguido vaticina: "Imagino que en unos años habrá dos grandes partidos europeos, el Demócrata y el Popular. Creo que la idea de un Partido Demócrata europeo es una idea ganadora, creo que es el futuro".
La atracción del expresidente catalán por ese modelo y su creciente aversión por el patrón clásico de la izquierda europea no constituyen ninguna novedad. Desde mediados los años 80, Maragall no se ha privado de teorizar en el PSC, --partido que aún preside pero en cuya dirección no conserva la mínima influencia-- en favor de un partido menos ideologizado, más abierto y plural, capaz de conectar transversalmente con todos los segmentos sociales, y en contra del modelo centralizado y disciplinado, tributario en buena medida de las estructuras leninistas.

PRIMERAS EXPERIENCIAS
De hecho, no se ha limitado a teorizar; también ha intentado --con fortuna incierta-- poner esas ideas en práctica: con Catalunya Segle XXI, primero, y con Ciutadans pel Canvi, más tarde. Tampoco es nueva su tesis de que la globalización económica conduce de forma indefectible hacia la globalización política y esta, a su vez, lleva a a los partidos a aumentar de tamaño para sobrevivir, igual que las empresas en el mercado global.
Si ninguna de esas teorías suena a estreno en boca de Maragall, ¿a qué viene tanto revuelo ahora? Las tesis no son nuevas, en efecto, pero sí lo es la condición actual de Maragall. Por primera vez no desempeña ni aspira a cargo público que le obligue a la menor dependencia de su partido. Además, siente un hondo despecho, una intensa frustración por la quiebra abrupta de su mandato como president, fracaso del que no considera inocente al PSC. Y, por último, otros han puesto la idea del Partido Demócrata sobre el tapete europeo. Solo hace falta sumarse a ella.
"Yo coincido estratégicamente en ello --concluye Maragall en Avenç--, aunque tampoco es algo que te entusiasmarme personalmente tanto como te podía entusiasmar el Partit Socialista donde naciste, con el que la vinculación humana e ideológica, filosófica y política, era muy marcada, y la coherencia del grupo, muy fuerte. Ahora, ya no es así. Esto es un gran transatlántico en el que viajas. En esto estaremos".

Vía: El Periódico de Cataluña

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