miércoles, marzo 28, 2007

Superando contradicciones

Don Jesús Polanco (o De Polanco, que nunca lo he tenido muy claro) superó elegantemente la contradicción flagrante que suponía que uno de sus redactores, Hermann Tertsch, osase discrepar de la línea editorial del buque insignia del grupo Prisa, y participase además en medios no adictos al régimen. Como sabe el lector, la superación tomó forma de saldo y finiquito. No está el tiempo para contradicciones. El monolitismo y el frentismo son consignas en las filas de la izquierda. Se me dirá que en el bando contrario también impera el “prietas las filas”, pero no: en el odiado diario de Pedro J. pueden encontrarse firmas como las de Javier Ortiz, Eugenio Trías, Arcadi Espada, Raúl del Pozo o Francisco Umbral. ¿Fascistas todos ellos? No creo. Sí, lo sé: alguno de éstos ha evolucionado (no puedo considerarlo de otra manera) hacia posturas conservadoras, pero lo curioso del caso es que resulta imposible encontrar casos a la inversa. Y otros, como el primero de los citados, ni siquiera eso. Interesante tema de estudio: con cuentagotas, pero escritores, ideólogos e incluso algún que otro político de la izquierda transitan hacia los prados del liberalismo, mientras que resulta imposible hallar supuestos de liberales o conservadores migrando hacia el mal llamado progresismo. ¿Evolución de la especie, o tan sólo de sus especimenes más ilustrados? Debería preocupar el fenómeno a la izquierda, pero no lo hace: lo compensan con creces mediante incorporaciones masivas por la parte baja del espectro social e intelectual. Y ya se sabe que el voto de cada ciudadano tiene el mismo valor, independientemente de la formación intelectual de quien lo emita. Perder calidad a cambio de cantidad no es mal negocio para quienes en definitiva no tienen otra aspiración que conseguir el poder o permanecer en él.

Miren por dónde, también ésa es una contradicción superable. Cambio colaborador con vida intelectual propia por cuarto y mitad de lectores acríticos. Buen negocio, si hablamos en términos electorales.

En el lado conservador (o liberal, nadie se ofenda) la contradicción existe también pero, o no la ven superable, o no creen necesario superarla. Tal vez sea que consideran que sus lectores tienen el suficiente criterio para distinguir el grano de la paja, y les respetan como adultos no necesitados de protección a la hora de escoger sus lecturas.



Germont

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