miércoles, marzo 07, 2007

Mientes, bellaco


Los embusteros, los miserables, siempre llegan a un punto en que no tienen más opción que desaparecer a la espera de que sus mentiras se olviden o al menos se difumine su vinculación con ellas, o dar la cara e intentar convencer de su sinceridad a sus interlocutores ya escamados.

La infinita soberbia de Zapatero elimina ese dilema. Su creencia de que todo lo puede, de que su verbo florido hipnotizará a los auditorios, le ha llevado a bajar a la arena parlamentaria y enfrentarse en el Senado al portavoz popular Pío García Escudero. Craso error ha cometido el presidente si pensaba que en el Senado estaría más cómodo al no tener enfrente a Rajoy: García Escudero le ha vapuleado inmisericorde, le ha revolcado una y otra vez y le ha ido colocando golpe tras golpe obligándole a desplegar torpemente toda su panoplia de mentiras. Difícil empeño el que se había propuesto, por cierto, no sé si aconsejado por algún asesor insensato o llevado por su propia arrogancia: de los gobiernos de Aznar se pueden decir muchas cosas, y en casi todas ellas se puede encontrar quien las crea. Pero imputarle al anterior gobierno debilidad y cesión ante el terrorismo es literalmente misión imposible. Simplemente, no cuela.

Para mí que hoy Zapatero ha sufrido el mayor revolcón dialéctico desde que está en política. La sucia triquiñuela de intentar desempolvar las supuestas cesiones del PP ante ETA le ha salido muy cara. Está nervioso, muy nervioso. Y su ridículo de hoy, cuando en principio acudía al hemiciclo con sonrisa de sobrado y con un muy aparente fajo de documentos terribles en la mano, puede salirle caro. Tan nervioso ha estado que ha confesado con todas las letras que está cediendo al chantaje etarra. E incluso su entorno más próximo empieza a darse cuenta, creo, de lo insostenible de su situación. En una semana se han retratado todos, han dado la cara por su jefe de forma disciplinada y casi suicida. Y en una sola sesión parlamentaria, llevado por su chulería inmensa, les ha dejado a todos en ridículo.

Se puede engañar a todo el mundo durante un tiempo, o a unos pocos durante todo el tiempo, pero es imposible engañar a todo el mundo durante todo el tiempo. No recuerdo quién lo dijo, algún presidente norteamericano, creo. Es el epitafio perfecto para Zapatero.


Germont

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como complemento les ofrezco el link de la intervención de D. Pio García Escudero:

http://www.pp.es/uploads/docs/DOCUMENTOSPIT/Intervenci%F3n_de_P%EDo_Garc%EDa_Escudero_ante_Zapatero.pdf