En defensa de Navarra
Jaime Ignacio del Burgo:"Si quieres la paz, danos Navarra". Esta es la última oferta de Batasuna al presidente. Si Zapatero cede ante el chantaje de los proetarras traicionará a Navarra y a la Constitución.
Asamblea de UPN (11 de marzo de 2007)
Conmemoración del XXV aniversario del Amejoramiento del Fuero
Intervención de Jaime Ignacio del Burgo
Me habéis oído decir muchas veces que la clave de la identidad navarra está en el Fuero. Navarra es una comunidad plural que muestra en su seno una gran diversidad étnica y cultural. Y si somos una comunidad amante de la libertad es, en gran medida, gracias al Fuero. Y es que el Fuero es libertad.
Pero también nuestro Fuero atravesó por momentos de crisis y de dificultad. Cuando era joven me impresionaron las palabras de un brillante escritor navarro pronunciadas durante la II República: "¿No creen ustedes que los exclusivamente preocupados por el Fuero cabríamos debajo de un paraguas?". Me sorprendió esta visión pesimista si se tiene en cuenta que tan sólo cuarenta años antes, el pueblo navarro había dado una formidable muestra de su identificación con el Fuero al plantar cara al ministro Gamazo con ocasión del famoso contrafuero que lleva su nombre.
Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Estos días conmemoramos el veinticinco aniversario del Amejoramiento del Fuero. Eso quiere decir que el Fuero existe y que en 1982 fue amejorado, es decir, actualizado, perfeccionado, modernizado y fortalecido. En pleno siglo XXI y setenta años después de aquella visión tan pesimista de nuestro escritor, gracias al Amejoramiento el Fuero sigue vivo y en ejercicio.
Toda conmemoración obliga necesariamente a echar la vista atrás. Es bueno hacerlo de vez en cuando aunque sólo sea para hacer balance y rectificar el rumbo si fuera necesario. Pero no voy a hacer de esta intervención una lección de historia. Sólo diré que hace treinta años aposté públicamente por la conveniencia de abordar en la futura España constitucional la reforma de nuestro Fuero. Defendí la devolución al pueblo navarro del libre ejercicio de su soberanía foral y la potenciación del formidable instrumento de autogobierno contenido en su régimen foral, originario e histórico. No podía imaginar que, después de seis años de proceso largo, duro y difícil, la idea de hacer el Amejoramiento mediante un nuevo pacto con el Estado acabaría por ser asumida por la mayoría de las fuerzas políticas navarras para convertirse en una esplendorosa realidad. El Amejoramiento se convirtió así en una gran obra colectiva de todos y para todos. Me siento especialmente orgulloso de haber tenido el honor de iniciar e impulsar este proceso que ha permitido disfrutar a Navarra del mayor período de libertad, progreso y bienestar de toda su historia
El Amejoramiento tiene sus detractores. A los nacionalistas les molesta que Navarra brille con luz propia en la España de las autonomías porque quieren verla uncida al carro de Euzkadi. El Amejoramiento no fue una humillación para Navarra ni un Estatuto de tercera. Navarra es hoy una de las comunidades más prósperas, más desarrolladas y más autónomas de Europa. La humillación sería que el Parlamento y el Gobierno de Navarra quedaran sometidos a los dictados del Parlamento y del Gobierno vascos.
A los nacionalistas de ese magma heterogéneo y dispar que se esconde ahora tras las siglas de Nafarroa Bai, con los que Zapatero quiere compartir el gobierno de Navarra, no les gusta el Amejoramiento. Un día, en un arrebato de éxtasis, Arzallus llegó a decir que el Amejoramiento fue una imposición del Ejército español para impedir la unidad de Euskal Herria. Todo antes que reconocer que Navarra posee un estatus especial fruto del pacto con el Estado español, que quedaría pulverizado si se produjera la anexión a Euzkadi para pasar a ser el furgón de cola de la Comunidad vasca.
El Fuero es libertad, autogobierno y solidaridad. En la era de la globalización debemos reivindicar con mayor fuerza si cabe la necesidad del Fuero. No para dar la espalda a la economía integrada o a la sociedad del conocimiento y de la información, sino para asegurar a nuestro pueblo un ámbito de libertad real y de poder político propio, que sólo puede ser ejercitado por Navarra y para Navarra.
Nos costó mucho trabajo en los años de transición a la democracia convencer a muchos de que el Fuero no es patrimonio ni de la derecha ni de la izquierda, sino de todo el pueblo navarro. Y lo conseguimos. El Fuero garantiza que nuestras instituciones representativas y nadie más decidan sobre todo aquello que nos atañe única y exclusivamente a los navarros.
El Fuero es además solidaridad, porque no es privilegio excluyente ni trata de mitificar la diferencia. Al contrario, conduce a la colaboración leal y sincera con el resto de los pueblos de la España de los ciudadanos. Somos navarros, españoles y ciudadanos de Europa. Nuestro patriotismo constitucional y foralista no se basa ni en el orgullo de raza ni en complejo alguno de superioridad, sino en la convicción de vivir un proyecto colectivo que asienta sus raíces en la historia y se fundamenta en la libertad, en el respeto a los derechos fundamentales y en la voluntad de pertenecer a esa gran comunidad de sentimientos, de intereses y de cultura que se llama España.
Dicen que el Amejoramiento no se refrendó y que por eso no tiene legitimidad democrática. Quienes así se pronuncian son los que quisieron -y quieren- llevarnos a Euzkadi por la brava, con el respaldo del terror de ETA, y se resistieron –y se resisten- como gato panza arriba a aceptar que sólo el pueblo navarro es libre de su destino. Lo único cierto es que el Parlamento Foral de 1979, democráticamente elegido, donde estaban representadas todas las fuerzas políticas, Herri Batasuna incluida, rechazó la integración en Euzkadi, autorizó la negociación con el Estado para el Amejoramiento del Fuero y ratificó por amplia mayoría el acuerdo alcanzado entre la Diputación y el Gobierno. Si no hubo referéndum no fue por miedo al pronunciamiento del pueblo sino porque ni el Amejoramiento es un Estatuto de autonomía, ni pretendíamos constituir una Comunidad Autónoma ni modificar el secular estatus de Navarra.
Un gran hispanista, Stanley Payne, declaró no hace mucho que "Navarra será la región más importante del occidente europeo en las elecciones de 2007". Esto lo sabe ETA, lo sabe Batasuna, lo saben los separatistas de Nafarroa Bai y sobre todo lo sabe el presidente Rodríguez Zapatero que en sus tres años de mandato no ha demostrado el menor aprecio por Navarra. Es insultante para los navarros que un presidente que ha hablado con los terroristas y sigue dispuesto a ello a pesar de los últimos crímenes de ETA, no haya sido capaz de recibir al presidente de un Gobierno legítimo y democrático como es el de Miguel Sanz para darle cuenta de sus proyectos negociadores.
En cambio, Zapatero ya no oculta su idilio político con la Sra. Barcos y anunció el otro día en el Congreso su disposición a llegar a acuerdos con Nafarroa Bai. Está decidido, si la aritmética parlamentaria se lo permite, a abrirle de par las puertas del Gobierno foral. No es comprensible cómo los socialistas navarros, para secundar la política de claudicación del presidente Zapatero, estén dispuestos a compartir el Gobierno foral con quienes no sólo quieren llevar a Navarra a Euskal Herria y, por tanto, destruir nuestro Fuero, sino también acabar con la unidad de España.
"Si quieres la paz, danos Navarra". Esta es la última oferta de Batasuna al presidente. Si Zapatero cede ante el chantaje de los proetarras traicionará a Navarra y a la Constitución. ¿Está dispuesto Zapatero a pagar el precio de la traición? A la vista de la ignominiosa excarcelación del etarra De Juana Chaos, convertido en un héroe nacional de la resistencia abertzale frente al Estado opresor por la lenidad de Zapatero, podemos esperar lo peor.
De todas formas, los navarros podemos evitar que Navarra sea el precio de la traición. Debemos demostrar que con el destino de Navarra no se juega. Llenemos el sábado que viene las calles de Pamplona con nuestra protesta cívica, para después llenar las urnas de mayo con las papeletas de la dignidad, de la justicia y de la libertad de Navarra, que no son otras que las de Unión del Pueblo Navarro.
Queridos amigos: Termino remedando a los Infanzones de Obanos*: Por la libertad de Navarra, Unión del Pueblo Navarro ¡en pié!
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