Enfermo preferente
Un artículo de Jesús Salamanca
José Ignacio de Juana Chaos ha vuelto a mentir. Ha roto su huelga de hambre, campa a sus anchas por el hospital y no le falta más que montar una recepción a los ministros de Interior y Justicia. Y si procede, pues otra recepción a ‘Maritere’, principal culpable de que no se moleste a las visitas. Uno se hace de cruces cuando recuerda ciertas situaciones y las compara con las atenciones que recibe De Juana.
Hace un par de años, antes de visitar el Congreso de los Diputados, un amigo que llevaba una caja de bombones para la persona que nos había gestionado la visita, se vio obligado a llevar el bulto a la sala donde estaba el scanner por motivos de seguridad. Sin ese trámite no podía pasar nadie del grupo. Nada que objetar. Y resulta que para visitar a De Juana, y llevarle una pistola o un par de ellas si es menester, hay que hacer la vista gorda, porque ‘Maritere’ no quiere que se enfade e incomode la siniestra abertzale. Da para muchos chistes, chascarrillos y comentarios, cuando uno comprueba que De Juana dispone de tres habitaciones, equipo médico habitual (como el de Franco), sale y entra de su habitación como cualquier enfermo en recuperación, miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado protegiéndole y todo un coro pendiente de sus evoluciones, de sus comidas blandas a diario, de las entradas y salidas de su barragana sin control,… ¡Menudo espectáculo más vulgar!
Hace tiempo dijimos que las alimañas tenían un extraño instinto de conservación. Ese instinto las imposibilita para tomar una decisión de calado. A pesar de ello, el asesino Chaos se comprometió a ir hasta el final. Este paranoico, el único final que conoce es el del pasillo del hospital. Casi le han reservado una planta completa, mientras que en hospitales como los de Valladolid, por poner un ejemplo, la Junta de Castilla y León amontona enfermos en las habitaciones y en los pasillos de urgencias hospitalarias. Ni corto ni perezoso ha pedido ingerir dieta blanda en el Hospital doce de Octubre. ¡Qué decepción, de nuevo! ¡Menudo cachondeo de huelga!
¿Alguien se acuerda de su primera huelga en el Hospital de Puerta de Europa, en Algeciras? Ingería alimentos cuando nadie le veía. Además de asesino, estamos ante un hipócrita, mentiroso, paranoico y holgazán. ¡Menudas joyitas tiene la siniestra abertzale!
Pero las decepciones no vienen solas. Hace un par de semanas le visitó una delegación europea en el hospital. ¿Pero qué broma macabra es ésta? ¿Cuánto dinero nos cuesta un parásito como éste? La delegación formaba parte del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes. ¿Los mismos países europeos que pensaban que atábamos los galgos con longaniza en los años sesenta, ahora creen que España tiene presos políticos?. Vergüenza debería darle al Consejo de Europa, organismo de quien depende ese comité de nombre rimbombante, delegados tragaperras y habituales en el ‘paripé’ internacional.
Como español me siento avergonzado, en esta ocasión, de ese organismo. Muy avergonzado. Solo pensar que en el citado Consejo hayan podido pensar en el humanitarismo de Chaos o que es España hay maltrato y tortura, es para ‘correr a gorrazos’ a todos sus miembros. Si bien ese Consejo es aplicable a España desde 1987, ya ha quedado en entredicho. Cuanto antes redacten su informe y se marchen, menos dietas consumirán y menos ridículo saldrá a la luz. Tardan entre una semana y un mes en hacer el informe. Pobre Romanones, otra vez hay que recurrir a él: “¡Joder, qué tropa!”.
Jesús Salamanca Alonso
Publicado en: El blog de Jesús Salamanca Alonso
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