miércoles, junio 07, 2006

Que no se diga...

... que no elogiamos a Rajoy cuando lo merece. Ayer estuvo espléndido, y la colaboración de Gotzone Mora y demás victimas desde la tribuna fue decisiva para descomponer al presidente por completo. Al rey del talante las víctimas le persiguen como los espectros perseguían a Don Juan. Irene Villa, Gotzone Mora, Rosa Díez, Ortega Lara, tantos otros vivos, y muchísimos más muertos, son los que señalan a Zapatero con el dedo acusándole de haber cambiado de bando. Ayer a Rodríguez se le vió descompuesto, y luego hasta Pepiño esbozó algo así como una disculpa. Miserables. Están muertos de miedo ante la manifestación del sábado. Otegui en la puerta con la factura en la mano, y los fantasmas de Miguel Angel Blanco, Buesa, Múgica, Tomás y Valiente, y así hasta mil impidiéndole dormir por las noches.

Ahora mismo la situación es tan delicada que bastaría un puñetazo en la mesa de dos o tres socialistas renombrados y respetados para que todo el tinglado se viniese abajo. ¿Existen?

Con Rajoy y con Churchill: "no nos rendiremos".


Germont

4 comentarios:

vitio dijo...

A mi también me gusto Rajoy el día de la ruptura con el gobierno. Un saludo.

Anónimo dijo...

Pues me he vuelto que tan mal pensado que creo que a uno que también le gustó mucho es aun tal José Luís ROdríguez Z.; quzás ahora no tanto; perro en principio ¡le encantaba!
Ángel

Silvia Darnis - embolic dijo...

Otegui en la puerta con la factura en la mano, y los fantasmas de Miguel Angel Blanco, Buesa, Múgica, Tomás y Valiente, y así hasta mil impidiéndole dormir por las noches

Fantasmas que invocan y utilizan sin ningún empacho.

Parece que deseen aumente el número de ellos:

Yo ya tengo mi muerto, si no negociamos pronto tendrás el tuyo.

Anónimo dijo...

Curioso enfoque de las cosas, embolic. Negociemos pronto para que no nos maten. ¿Y me quieres decir en qué se diferencia eso de ceder lisa y llanamente al chantaje de los violentos, sean éstos maoístas, nazis, islamistas o narcotraficantes? Nos estaremos condenando a negociar eternamente con todo aquel que esgrima una pistola.

La paz no es un concepto absoluto. No hay paz sin justicia, sin dignidad, sin respeto a la ley. Empezando porque el propio término "paz", aplicado a nuestro caso, resulta engañoso: aquí no teníamos una guerra. Teníamos asesinatos, secuestros, extorsiones,... pero solo de unos hacia otros. Bastante desequilibrado: unos ponen las balas y otros las cabezas. No es una cuestión de paz, sino de legalidad, de justicia, de derecho.