¡Deprisa, deprisa!

Cuarenta años de terrorismo. Cuatrocientos ochenta meses de violencia y chantaje. Dos meses de alto el fuego. "Me lo tomaré con calma", dijo Rodríguez, "para verificar que existe realmente la voluntad de paz". Dos meses de calma. ETA pregonando a quien quiera oírla que no ha renunciado ni a uno solo de sus postulados. Otegi restregando por la cara de cualquiera que pase por ahí que Navarra, presos y autodeterminación son innegociables. Los encapuchados aclarando que si no obtienen lo que quieren podrían volver a matar. Y que ya está tardando el gobierno en dar muestras de disposición.

Deprisa, deprisa... ¿Por qué tanta prisa? Primero, porque ETA quiere pasar ya sus facturas al cobro, y además no puede vivir muchos meses sin sus fuentes de ingresos: urge integrarlos en la sociedad y colocarlos en cargos públicos para garantizar su supervivencia. Segundo, porque la sociedad está tan narcotizada por el gran Merlín que, ahora mismo, se lanzaría al abismo en rebaños como aquellos corderos de la película. Tercero, porque conviene llegar a las municipales con el tema Batasuna resuelto, por las coaliciones que puedan ser necesarias a continuación.

Deprisa, deprisa,... Ahora o nunca. Y entre tanto, el PP...


Germont