miércoles, enero 18, 2006

En defensa de nuestra dignidad



Las polémicas palabras que estos días ha pronunciado un General, ha provocado una tormenta periodística excesiva y algunos diarios con el fin de explotar el filón, dan rienda suelta a sus articulistas para que una vez abierta la veda, todo el mundo opine con conocimiento o sin él del Ejército, que hay que recordar es una de las Instituciones del Estado mejor valoradas por la ciudadanía, y que justamente en los últimos años ha pasado por situaciones muy duras que todo el mundo parece olvidar muy rápidamente.

Pero los familiares, no, a nosotros no se nos olvida y nada nos pasa desapercibido.

Ante la pandemia que sufre algún diario catalán de articulistas que no ponen límite a sus escritos, intentando hacer el mayor daño, crispando aún más la situación que vivimos estos días, y ante la ignorancia absoluta de las consecuencias de la historia más reciente, creo que no podemos quedarnos de brazos cruzados, sintiendo la humillación que nos dispensan sin más.

Es el momento de actuar y de no quedarse callada.

Como esposa e hija de un militar de alta graduación y en representación de otras muchas, me veo en la obligación de aclarar al Sr. Forn algunas cuestiones:

Su inmadurez personal y periodística le hizo creer que su ataque a la dignidad de miles de mujeres de este país que somos madres, esposas o hijas de militares, era una ligereza que iba a quedar impune.
Nada más lejos de la realidad, no sé cual será al final la decisión del Ministro y sus jurídicos, pero entre tanto, me permito sugerirle que debió Vd. tener en consideración algunas cosas.

Ser esposa o hija de un militar, no sólo constituye un gran honor para todas nosotras, sino que además ser madre de un militar es un orgullo que conlleva un enorme espíritu de sacrificio que alguien como Vd. es incapaz de entender.

A nuestros maridos e hijos, el valor no "se les supone" como a otros.... sino que lo ponen a prueba cada día en el trabajo que realizan, alejados de los suyos, en situaciones muy difíciles y arriesgando su integridad en importantes misiones en defensa de la vida, el bienestar i la dignidad de otros a los que ni siquiera conocen.

Y créame para hacer eso hace falta vocación, ser muy valiente y generoso. Opinar desde su escritorio, no necesita ningún valor.

Nuestros militares, gozan de una gran consideración y de un gran prestigio por su durísima y excelente formación que les permite gozar de una ética profesional de la que Vd. por ejemplo carece como periodista, no “pasean” con su material militar por que saben que está destinado a importantes misiones y es muy costoso, no tienen por costumbre robar a nadie y no tratan a los demás con menosprecio, en cambio Vd. con su único instrumento de trabajo, si juega con la dignidad de sus mujeres de manera frívola, creando gran indignación.

Me permito recordarle que Cataluña ha sufrido en los últimos años algunas catástrofes naturales, grandes incendios, inundaciones o nevadas, difíciles de resolver y ante la ineficacia de otros, no dudaron en pedir la colaboración de las Fuerzas Armadas, que desinteresadamente acudieron a la llamada aportando medios materiales y humanos en beneficio de Cataluña y de sus ciudadanos allí donde les requirieron.
Ellos sí trabajan por Cataluña,… ¿y Vd.?

Quisiera aclararle que la "pandemia" de militares de alta graduación, a los que se refiere, son grandes profesionales a los que Vd. sólo puede aspirar a entrevistar con suerte alguna vez en la vida, han cursado toda su formación en periodo democrático, han hecho intercambios con Ejércitos extranjeros, hablan varios idiomas y alguno de ellos, hablando catalán/menorquín ha llegado a Jefe del Estado Mayor del Ejército, demostrando así que son capaces de no discriminar a nadie por razón de su lengua y además, asumen sus responsabilidades profesionales acatando estrictamente las órdenes que reciben del poder político.

Por tanto, sólo puedo creer que, su articulo y sus afirmaciones, son fruto de prejuicios trasnochados, que ponen de relieve su gran desconocimiento de la Institución y de sus miembros, y hablar sin conocer, es un error que se paga caro.

La frivolidad de sus afirmaciones no ha hecho más que crear indignación y rabia entre los militares, a los que su condición les obliga a renunciar al ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión o de asociación, y esa renuncia, aceptada voluntariamente, les impedirá actuar en defensa de sus intereses.

Pero a nosotras no, a las injuriadas, a las madres y esposas, esas a las que Vd. insulta descaradamente, no nos van a impedir que también nosotras le demos a Vd. un consejo de amigo: vaya buscándose un abogado que nos veremos en los tribunales.



Carina Mejías Sánchez
Sra. de un Coronel del Ejército español
carinamejias@vodafone.es

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