Creo que es un acierto tener a Pepiño de portavoz; tiene un algo de despreciable pero aguantable, de manera que aunque lo que dice es calamitoso y repugnante hay algo que te anima a seguir oyéndole, a no cambiar de canal. Es algo único en la comunicación; no me pasa con Caldera o Rubalcaba... que no los soporto y me cambio de acera. Con Pepiño me quedo pegado a la tele: es imposible hablar con más impostura, entonación forzada, doctrina pretenciosa, pedagogía de cartón... Al final creo que le oímos sus amigos y sus enemigos, es decir tiene un campo de actuación muy respetable.
Bachiller
jueves, enero 19, 2006
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