martes, septiembre 02, 2008

No es sólo la economía, estúpidos

Leo el libro de Drew Western, The political brain. En las primeras páginas un comentario muy relevante. Viene a decir que quien piense que el elector decide de forma racional su voto de acuerdo a parámetros numéricos o lógicos estará condenado a perder una y otra vez las elecciones. El libro está escrito desde el punto de vista de un científico pero también de un demócrata fastidiado por el resultado de las elecciones del 2000 y 2004. En un párrafo de la introducción comenta que si el Partido Demócrata piensa que su único objetivo es mejorar el sistema sanitario y mejorar condiciones laborales se convertirá en una especie de departamento de recursos humanos nacional pero no en un partido político. La cuestión es que no se puede pensar únicamente en problemas económicos y en terminos lógicos.

En definitiva, no es sólo la economía. Una visión reduccionista y simplista de lo que está realmente en juego acaba por desmotivar al ciudadano puesto que las otras cuestiones, las que también importan o las que más importan, se apartan y se dejan de lado.

Hemos pasado un verano de goteo macroeconómico depresivo. Ciertamente estoy convencido que el papel del gobierno socialista ha sido y está siendo lamentable en la gestión económica. Pero siendo grave no es, a mi modo de entender, lo peor. Los españoles no socialistas siguen acomplejados. El debate social sobre cuestiones relevantes apenas existe. Dejamos el terreno libre para la expansión de toda clase de vulgaridad intelectual sobre autodeterminaciones, memorias históricas, educación para ciudadanos esclavos, terceras repúblicas y demás ideas de vuelo de gorrión.

En el horizonte un debate sobre la eutanasia, sobre el aborto, la educación, el desarrollo autonómico, el modelo de estado, la reforma estructural de la economía… por solo hablar de unos pocos. Pero si vamos a enfocar esta reflexión desde un punto de vista de gestión macroecónomica pienso, al igual que Drew Western en EEUU, que estamos condenados al fracaso y que estamos dejando el terreno libre al socialismo para seguir avanzando en su proyecto.

No podemos renunciar a hablar de valores, de principios, de como estos afectan nuestras vidas y de como estos marcan el terreno de juego de la discusión de las ideas. Si renunciamos a ello, 2012 será otra derrota.

Podemos y debemos abrir esta reflexión. No hacerlo es traicionarse a uno mismo. Es salir a perder, a defender el empate como mejor resultado mientras se reza para que el contrario no marque un gol. Y estamos ya casi en posiciones de descenso. No podemos permitirnos este lujo.

Como leí hace poco: “No es la prosperidad la que genera libertad, es la libertad la que da lugar la prosperidad”. No pensemos que por mejorar la economía estará ya todo resuelto. Sería un error muy grave y de tremendas consecuencias.

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