jueves, julio 26, 2007

Raro, raro, raro

Por Germont

No me negarán que los conceptos “rueda de prensa” y “espías” suenan, a los oídos de cualquier mortal, como incompatibles.

¿Desde cuándo, en qué país del mundo el jefe de los espías aparece en rueda de prensa para comunicar que uno de sus hombres ha sido detenido por vender secretos al enemigo? Es más: se trata de un individuo que a lo que parece dejó de “trabajar” a principios de 2004. Se le detiene ahora y aparece el jefe supremo de los espías (un señor por cierto con buena presencia, pero cuyo rostro probablemente sería preferible que no conociésemos) para explicarnos la peripecia. Y lo hace incluso con un puntito de orgullo, como diciendo “vean qué importantes somos, que hasta nos espían”. Total, que con el cachondeíto acaban quedando claras un par de cosas: que el fulano en cuestión al parecer filtró a no sabemos quién, y entre otras cosas, la lista completa, o casi, de agentes españoles en el extranjero, y que la culpa básicamente fue de que en tiempos del PP la seguridad se había relajado de forma excesiva.

Dado lo insólito de la comparecencia y lo maquiavélico de quien nos gobierna (a nadie le cabe en la cabeza que este señor salga en la tele sin autorización o incluso instrucción superior) cabe deducir que lo importante del mensaje era precisamente eso: el PP nos tenía vendidos, y por eso pasó lo que pasó en aquel infausto inicio de 2004. Y aún así parece poco parto para tanto ruido. Yo creo que detrás de esto viene algo más, pero lo que no sé es si lo maneja el gobierno controlando las dosis, o es que se cierne algo que en Moncloa se están apresurando a desactivar mediante este anuncio.

El director del CNI se ha dado prisa en asegurar que entre estas filtraciones y el asesinato en Irak de todos (los entrantes y los salientes) nuestros agentes secretos no hay la menor relación. Y sin embargo parece admitir que los nombres de los asesinados, víctimas evidentes no del azar, sino de unas operaciones perfectamente orquestadas, estaban entre los trapicheados por el agente Florez. Quién sabe por cuántas manos ha pasado esa lista, manipulada o no, en pago de qué otros favores inconfesables. Si el destinatario primero fue Rusia, no es descartable en absoluto que acabase en manos de los sicarios de Saddam. Pero nuestro espía superior dice que nanay, que no hay la menor relación. ¿Y cómo lo sabrá?

En fin, puede que nada sea lo que parece, y que este insólito show forme parte a su vez de una operación de mayor envergadura. En el mundo de los espías, como nos enseñó el bueno de Smiley, nada es lo que parece. Pero yo estaría atento al parche, porque sería raro que esto acabase aquí.

Germont
Los árboles y el bosque

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