miércoles, julio 26, 2006

VIVA LA REPUBLICA (III)



Un ministro sin oficio ni beneficio


En la II República Española se produjo una paradoja ministerial que se desconoce haya ocurrido también en ninguna parte del Mundo, ni antes ni después: un ministro que no tuvo ministerio.

En junio de 1933 el diputado federal Franchy Roca fue designado por el Presidente de Gobierno, Manuel Azaña, ministro de Industria y Comercio. Ese ministerio había sido creado ex profeso para el Sr. Franchy, a fin de conseguir el apoyo de los federales al gobierno de Azaña.

¿Qué ideología tenían aquellos federales? Muy difícil de explicar. Para muchos eran una banda de anarquistas. Cada diputado federal (como luego veremos) iba “a su bola” y su ideología no tenía nada que ver con el federalismo de Pi i Margall, ni con la organización federal de España. Porque un federal quería ser más que un republicano, más que un socialista, más que un anarquista… un federal era un batiburrillo de ideas.

Pues bien, como se ha dicho, el federal Franchy Roca fue elegido ministro de Industria y Comercio para ganar el apoyo de estos curiosos federales al gobierno de Azaña. Cuando el Sr. Franchy fue nombrado ministro (de un ministerio hasta entonces inexistente) se encontró con que nadie sabía exactamente en qué consistía su cometido. No se había seguido ningún trámite legal para su creación. No se había dicho hasta donde llegaba ni empezaba el nuevo ministerio. No se había asignado consignación presupuestaria alguna…. Por eso el ministro Franchy Roca no podía cobrar su mensualidad.

Cuando el diputado por Palencia, Abilio Calderón (ex ministro de Finanzas en tiempos de Alfonso XIII) demostró en el Congreso, ley en mano, todas estas cosas todo el mundo tuvo que darle la razón. Incluso el ministro Prieto le dijo al Presidente Azaña :

-”¿Pues sabe Vd que don Abilio tiene razón?”

De manera que Franchy andaba al frente de un ministerio que no existía y sin un despacho donde sentarse. Igual podría haber dirigido el ministerio desde un banco de piedra de la plaza de Oriente o un banco de baldosines del Paseo de Gracia.

Pero Franchy iba tirando. Entraba y salía del Congreso, se sentaba en el banco azul, y hablaba con los periodistas como si fuera ministro de verdad.

El problema surgió después, cuando el presidente de las Cortes, Sr. Besteiro, propuso que se aprobara un crédito para la creación del Ministerio de Industria y Comercio y así poder pagar la nómina del Sr. Franchy (agosto de 1933). La ausencia de diputados hizo imposible la aprobación y el Sr. Franchy siguió de ministro sin ministerio, y sin cobrar; un caso que casi producía lástima…. (En realidad los novillos de aquellas cortes era muy usuales y los diputados ponían poco empeño en asistir a unas deliberaciones que, en su mayor parte, no entendían y les aburrían mucho… )

Para colmo el Sr. Franchy hubo de sufrir una humillación añadida a su delicada situación: entre los diputados presentes estaba su compañero de Partido Federal, Sr. Ayuso, que votó en contra de la creación del Ministerio….

Ya he afirmado que aquellos federales eran así de raros. Cuando se le preguntó al Sr. Ayuso si su postura contraria a Franchy evidenciaba la ausencia de disciplina en su partido, respondió así:

- “El Partido Federal es el partido más disciplinado de España. Lo que hay es que nuestra disciplina es compatible con la autonomía individual”

No es de extrañar que el Gobierno de Azaña, apoyado por partidos tan peculiares y tan díscolos, perdiera la confianza del Presidente de la República y, poco tiempo después pidiera al Sr. Lerroux que formara Gobierno sin socialistas ni partidos de la derecha.

En ese Gobierno no entró el Sr. Franchy, de manera que agotó su ministerio sin cobrar ninguna nómina.

Bachiller

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