domingo, agosto 19, 2007

Desde mi trinchera liberal: La Bacteria enamorada.


Pregunta: ¿Sienten amor los animales? Respuesta: "Claro. Fue una bacteria la primera que hace tres mil millones de años, cuando se tuvo que subdividir, buscó a alguien que se ocupara de la energía; en defintiva, buscó pareja"



Si usted suelta semejante afirmación desayunando con sus amigos, es muy probable que le premien su pintoresca y extravagante ocurrencia invitándole al café. Sin embargo, la frase pertenece a Eduardo Punset, por lo que va a ser asumida como cientíticamente válida y comprobada por cierta parte de la seudocultura oficial. Vamos a asistir al cortejo de las bacterias y a los devaneos moleculares. Romeo y Julieta al microscopio.



El materialismo, reducido a su núcleo, es muy poco científico. Necesita una continua redecoración mediática. Es una cuestión de fe, pero de fe no transcendente. El evolucionismo, es un aspecto más de esta corriente de pensamiento. El evolucionismo tiene mucho más de filosofía materialista que de base científica. Pertenece, y es su apoyo real, aunque no declarado, más al ámbito de la creencia que de la demostración experimental.



Actualmente, el mundo científico se divide, resumidamente, en dos grandes corrientes: los llamados creacionistas, que van teniendo cada vez más fuerza y adhesiones, y los partidarios de la teoría de la evolución, en sintonía con el materialismo. En su cosmovisión, los evolucionistas creen que la vida en la Tierra evolucionó partiendo de la materia inanimada, por puro azar. La vida es, simplemente, un maravilloso accidente cósmico sin finalidad alguna.



Entonces, ¿Cómo hemos llegado aquí? los materialistas no tienen otra opción salvo aceptar que las moléculas se fueron transformando en seres complejos, extraodinarios y conscientes. Por puro azar evolutivo. A lo sumo, recurren al mecanismo de la selección natural, de adaptación, de supervivencia del más apto. Pero no son capaces de explicar científicamente en qué consiste eso, y la evolución se convierte en tautología. Las especies que no sobreviven es por su incapacidad de adaptación y las que sí lo hacen es por selección natural. Los evolucionistas ganan siempre. Pero, ¿cuál es su base cientíifica? Inexistente. Algunos científicos, como Richard Dawkins, creen que la evolución no es un tema a debatir. Es un hecho incuestionable, sin más. Es sólo una forma de evitar el debate. Mero pretexto.



Cuando Francis Crick, uno de los codescubridores del ADN humano, comprobó su complejidad infinita, se dio cuenta que la probabilidad o el azar no podían servir como explicación plausible para los sistemas bioquímicos que forman la vida. Simplemente, por probabilidades, la vida no tendría que existir. Crick, por no tener que aceptar a Dios, se decantó por la ciencia ficción. En 1990, Crick propuso que la tierra había sido sembrada por esporas "fabricadas" en un lejano planeta. Lo llamó panspermia dirigida. Es decir, que debemos la existencia a simpáticos marcianiatos verdes. Como dice un amigo mío, siempre pensé que el polvo interestelar se refería a otra cosa.

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