lunes, mayo 28, 2007

No están todos los que son, ni son todos los que están

Por Luis I. Gómez

Todas las elecciones admiten análisis concienzudos en clave ganador-perdedor, si bien casi siempre, casi todos ganan. Yo me he levantado esta mañana haciéndome otro tipo de preguntas, a aqua pasada, si duda menos interesantes para la inmensa mayoría pero de vital importancia para mí.

Es la política liberal de Esperanza Aguirre (y sus consecuencias sobre el bienestar de los madrileños -incontestables-) el único motor de sus espectaculares resultados electorales? Me gustaría saber qué porcentaje de madrileños votantes del PP apuestan claramente por una gestión liberal de sus administraciones y qué porcentaje de votantes del PSOE se han quedado en casa avergonzados de la mínima catadura socialista de sus candidatos.

Supondría por mi parte un ejercicio irresponsable de autoengaño si pensase que en España hay 7.914.084 convencidos liberales, dispuestos a pagarse un seguro privado de pensiones o de desempleo, dispuestos a privatizar la enseñanza, a discutir sobre cheques escolares, a aceptar la libre circulación de personas sin más restricción que la que impone el respeto a la convivencia socia, a liberalizar el suelo, a reducir las funciones del estado, a participar activamente en las políticas de su comunidad … No me engaño. Pero tengo esperanza. El camino es largo y lleno de obstáculos, pero la dirección marcada por Aguirre en Madrid es, de momento, la buena.

Del mismo modo me niego al autoengaño que supondría pensar que los 7.758.093 votantes del PSOE son todos unos inmorales ignorantes como Pepe Blanco o sectarios fascistas como Zapatero. Entre los votantes socialistas hay gente de bien que no cree que España pueda romperse, que se acuesta pensando que su aportación salarial-impositiva está perfectamente encauzada por el Estado para beneficio de los menos priviliegiados, que considera fundamental que existan instancias de control sobre la actividad particular. No estoy de acuerdo con ellos, pero creen en esos proncipios de buena fe. Incluso habrá quienes al tiempo que dieron su voto desearon una profunda renovación del partido. Los resultados tienen una fácil lectura para los dirigentes socialistas: algo ha de cambiar de aquí a las generales. El fondo de credibilidad se acaba y la inercia que genera la palabra “socialista” es cada vez menor. Es una cosa de la física: demasiada superficie de contacto con asuntos de alto roce disminuye la velocidad o aumenta la energía ncesaria para mantenerla. Zapatero va de roce en roce y en nuestro mundo actual el rédito energético de las ideas socialistas es casi cero.

Y qué me dicen de los casi 95.000 votantes de ANV? Todos terroristas? Anda ya! No fastidien! Antes de nada decir que es motivo de alegría saber que son apenas cien mil. Todo parecía apuntar a que eran más. Pero entre esos casi cien mil vascos y navarros hay un cierto número de gente no violenta. Estoy seguro. Decir que es absolutamente vergonzante trastocar las leyes y la política antiterrorista de una nación con 40 millones de habitantes para tranquilizar el capricho de cuatro gatos. Decir que la bajeza moral de Rodríguez Zapatero ha quedado en esa cifra: 95.000, marcada para siempre. Unos pocos con pistolas pueden más que muchos con la ley en la mano. Y todo para que? Para seguir disfrutando de las delicias de Moncloa? Porque política, lo que se dice política, Zapatero no hace. Gracias a las cesiones a cien mil elementos pretende mantener el sillón desde el que continuar su campaña de concesión de privilegios a minorías que no se los piden y, a sabiendas de que la cosa funciona, a minorías que le chantajean.

Hemos votado los que lo hemos hecho haciendo uso de nuestro derecho y deber de demócratas. Los resultados estan ahí y cada uno los valorará como mejor le parezca. Yo ya estoy deseando leer la nota de prensa por la que se convocan elecciones generales. Será pronto

Desde el exilio

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