domingo, abril 29, 2007

Zapatero baja la guardia

Por Jesús Salamanca

Todos sabíamos que el Gobierno Rodríguez no tenía un proyecto claro sobre antiterrorismo. Hasta 2004, el principal proyecto fue la derrota y desaparición de ETA. Para ello se pusieron los medios necesarios y se despejaron los cauces precisos, pero esa actitud parece haber pasado a la desmemoria de muchos, mientras es nostalgia para otros. Y una prueba de que no hay proyecto para derrotar a ETA es que el propio entorno del presidente Rodríguez lo reconoce. Ahora mismo, lo único existente es un proyecto de diálogo mal enfocado y peor ejecutado. ¿Alguien se imagina que el presidente Rodríguez revitalizara ETA de su aletargamiento y ahora pretendiera derrotarla?

En ese sentido deben entenderse las palabras de Fernando Reinares, ex asesor en política antiterrorista del Gobierno. Los conocimientos de Reinares sobre el mundillo abertzale, ETA y Batasuna son para tener en cuenta su opinión.

En este momento, ETA está mejor que en 2002, ha dicho Reinares. Bien es verdad que no hacía falta que el ex asesor lo dijera. Salta a la vista. La llegada de Rodríguez al Gobierno supuso un respiro para ETA y un impulso para su actividad. En 2004 casi nos habíamos olvidado de la banda asesina. Durante muchos meses, según las encuestas, ETA dejó de estar entre las preocupaciones de la ciudadanía, pasando a primer plano otros como la vivienda, la droga o el paro. Conocidas las negociaciones y pactos entre PSOE y ETA, en muchos casos traicionando el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, parece ser que la banda estaba ‘encantada de haberse conocido’ con el Gobierno Rodríguez.

En ocasiones, y aprovechando las detenciones de miembros de la banda, se nos ha repetido hasta la saciedad que el Gobierno no había bajado la guardia contra el terrorismo. Ya se sabe aquello del latinajo castellanizado: excusa no pedida, acusación manifiesta. Hasta Joan Mesquida miente mal y, cuando habla, muchos nos ponemos a temblar, porque no parece entender los informes que llegan a sus manos. Lo peor de todo es que puede incitar al ‘politijuez’ a incurrir en errores difíciles de subsanar.

También Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias, nos ‘deleita’ con sus indignaciones sobre José Ignacio de Juana Chaos. En el colmo de sus estupideces ha llegado a repetir, en todos los medios a su alcance, que “no entiende cómo un país maduro como España recurre (…) a hablar de esta persona”. Están cargadas de razón sus palabras, pero sabemos que lo dijo como defensa de su jefe, el presidente Rodríguez, y no como convicción personal.

Ni Mesquida ni Gallizo conocen el terreno en el que se mueven. Con ellos Rodríguez estará siempre con las posaderas al aire. Sorprende que existan tantos ‘mesquidas y gallizos’ sueltos en los aledaños del Gobierno, salvo que el presidente haya pretendido rodearse de gente incapaz de hacerle sombra a su cortedad de obra y pensamiento. Y, como éramos pocos, ahora vuelve a la actualidad de la sospecha ‘Pepiño’ Blanco, don José. ¿Pero es que, cuando el socialismo toca poder, alguien tira al mar las llaves de la caja de caudales? Sería penoso que estuviésemos otra vez en la antesala de una nueva gran corrupción. Y triste que, una vez más, se identificara en Europa la corrupción con el socialismo español.

Jesús Salamanca

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