sábado, diciembre 17, 2005

¡EA, EA, EA, PEPIÑO SE CABREA!

Conocemos a Oscar Molina, articulista por vocación, por sus habituales articulos en Vistazo a la prensa, Asturias Liberal o España Liberal. Tambien lo hemos podido escuchar en Mas se perdio en Cuba de Radio Intereconomia . En la actualidad escribe para el semanal Epoca. Brilante trayectoria.


Muchos sospechábamos que el Talante tenía arranque de caballo y parada de borrico, pero lo que no imaginábamos era que iba a emular a los pollinos hasta en las coces (Apelo a la sonoridad del verbo "emular", si me lo permiten). Las últimas patadas talantosas han tenido como protagonista a Pepiño Blanco, "Corrutos Mundi" para los amigos. El conocido pensador se largó, presa de un monumental cabreo, de una entrega de premios organizada por el Grupo Júbilo en el auditorio de la ONCE ante una audiencia de 500 personas, en su mayoría jubilados.

Pepiño había sido invitado para entregar un galardón, pero quien presentaba el acto tuvo el intolerable atrevimiento de sugerir al Gobierno de la Nación que se preocupara más de las políticas sociales y menos del Estatuto Catalán. Ante semejante insulto, nuestro Doctor en Talante decidió levantarse y coger la puerta, negándose a dar el premio.

Este Pepiño ha metido la gamba, y me parece que anda como Dinio después de una noche de farra: "confundío". Para empezar Pepiño no es el Gobierno, es un miembro destacado de un partido político, que circunstancialmente ejerce el Gobierno. Yo entiendo que en la gloriosa tradición ideológica de la izquierda se pueda identificar Partido con Gobierno, como ocurría en el paraíso soviético y demás "democracias populares", pero no es lo mismo. Su presencia en aquel acto no era en calidad de miembro del Gobierno, en primer lugar porque no lo es, y en segundo lugar porque imagino que se le pidió el favor de entregar el premio como figura relevante de la sociedad española, condición que con su actitud se encargó de desmentir. Algunas personas se retratan con actos singulares, y si bien al susodicho ya le habíamos visto la patita por el hueco de la puerta, me temo que esta vez la foto ha sido de cuerpo entero. Y es que hay que tener un poquito más de cuerda, ser menos forofo, y en situaciones así tirar de Talante. De lo contrario el pobre Pepiño va acabar solo y no le van a invitar ni a un cumpleaños.

Además, y ya puestos, se me ocurre que me habría encantado ver al intelectual gallego en alguno de tantos actos de dirigentes del PP reventados por los sacerdotes de la progresía, en tantas fallidas conferencias de la Universidad de Barcelona imposibilitadas por las pacíficas juventudes de ERC. En la piel de Pío Moa, insultado hasta la nausea por exponer sus ideas o en el papel de Gallardón entregando premios al cine mientras Pilar Bardem le hacía un mitin.

El auditorio además se prestaba al abuso de carácter, puesto que no debemos olvidar que el aplaudido investigador tomó las de Villadiego ante un conjunto de ancianos y sus benefactores. Claro, que yo pregunto si hubiese hecho lo mismo el notorio filósofo ante una reunión de empresarios. Ya sabemos lo fácil que es ser fuerte con el débil, y débil con el fuerte.

En todo caso, empieza a quedar claro que el Talante cojea, se rebota y se larga. El Talante no soporta la crítica, ya venga de los medios de comunicación o del presentador de un acto. El Talante se está negando tanto a sí mismo que va acabar siendo todo aquello que denunció, aderezado con la obsesión por la división de los españoles y el fomento de su enfrentamiento. Apoyado además en las payasadas de los que se encadenan a las puertas de emisoras y arrancan páginas de la Constitución, sin que les pongan en su sitio cabreos sordos como el de Pepiño.

Pepiño, si no sabes ¿"Pa qué te metes"?




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