domingo, noviembre 27, 2005

La Vanguardia y Montilla

S

i el otro día a propósito de un partido de fútbol, el editorialista de La Vanguardia nos obsequiaba con una lección de lo que era la moderación y aprovechaba para elogiar en este sentido la propuesta de
Artur Mas, sobre un "estatut a plazos" (aunque evidentemente no hablaba de los intereses").

Hoy aprovecha a propósito de un hecho que para muchos constituye un escándalo, o si no que calificativo se puede aplicar a la condonación de los intereses de una deuda a un partido político, para darnos una nueva lección sobre moralidad político-financiera.

Comienza el editorialista sin disponer de ningún sustantivo ni adjetivo a la situación y para ello acude a la forma "se ha dado en denominar caso Montilla", que ya lleva incluida una carga de profundidad hacia quienes han denunciado la poco habitual práctica de no pagar una deuda a una entidad financiera y que ésta no solo no te denuncie por ello, sino que además te perdone los intereses, pero es
que para el editorialista tal práctica "es SOLO un acuerdo para renegociar un crédito", sobre el que no hay nada que objetar porque "falta jurisprudencia".

Hasta aquí podría interpretarse simplemente como una manera de disculpar a los responsables de este "denominado caso Montilla", más parecido a una manera de financiación ilícita de un partido político
que a otra cosa, pero bueno, como no podía ser de otra manera y llegado a este punto el editorialista arremete (dentro de ese pacto del Tinell mediático, no firmado pero real como la vida misma) contra
quienes han denunciado tal práctica escandalosa, por eso invita a que "viene bien mirar a otras partes" y denuncia "el encarnizamiento de la sesión de cortes de ayer" con el antiguo alcalde de Cornellá, antiguo consejero de la Caixa y hoy en día ministro Sr. Montilla, y enseguida encuentra una explicación a ello y es que fue "debido a que es pieza importante", y digo yo, pieza seguro que lo es e importante también en la resolución de la OPA hostil de Gas Natural a Endesa, con La Caixa de por medio, pero bueno para el editorialista solo fue un "debate disparatado".

No es descubrir nada nuevo que La Vanguardia, ha sido siempre más que un periódico al servicio de cualquier poder, un felpudo, pero como ahora, nunca, supongo que no será porque pretenda alguna nueva licencia de radio, si algún día queda vacante la de la COPE.

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