lunes, marzo 30, 2009

¡Inútil, inútil...!

La manifestación de autónomos de la pasada semana nos dejó un hallazgo impagable. Digamos de entrada que el acto fue un auténtico fiasco de organización; no sé quién estaba detrás, pero con el clamor que existe en el mundo del trabajador autónomo y pequeño empresario, reunir apenas a un millar o dos de personas es un fracaso colosal.

Pero a lo que iba: los partidos políticos se gastan fortunas ingentes en la contratación de gabinetes de prensa, estudios de mercadotecnia, publicistas excelsos, diseñadores de postín y gurúes diversos para dar con aquella fórmula mágica, aquel eslogan, aquella imagen, aquella frase demoledora que, en su brevedad, lo diga todo, sea para ensalzar al candidato propio, sea para demoler al contrario.

Los manifestantes lo consiguieron de forma improvisada, simple, barata y eficaz: una sola palabra atronó la Carrera de San Jerónimo, dirigida al Presidente del Gobierno. Debió dolerle más que cualquier otra que le hayan dicho nunca. Los cientos de manifestantes se pusieron a gritar a coro “¡inútil, inútil, inútil,...!”. Qué evidencia, pero al mismo tiempo qué capacidad de síntesis. Parece mentira cómo esas tres sílabas condensan la verdadera esencia de Zapatero, la que explica el porqué del irremisible hundimiento al que nos está abocando si no le echamos pronto. Nunca un presidente había sido perseguido al grito de “inútil”. Les han llamado de todo, hasta lo más sangrante, como asesino, sectario, traidor,… Pero cómo duele eso de inútil.

Debe ser eso que llaman la sabiduría popular. Algo parecido a lo que me dijo un anciano familiar no hace mucho, con ese aplomo que dan los casi 90 años: “este tío está acabado el día que alguien en el Congreso le espete ‘Zapatero, a tus zapatos’. A partir de ese día, no podría salir a la calle sin que la frasecita retumbase en sus oídos”. El problema es adivinar cuáles pueden ser los zapatos de este hombre inútil, para devolverle a ellos. Pero lo de inútil ha de ser un lema que en lo sucesivo encabece todas las manifestaciones, que no serán pocas, contra el personaje. Ni siquiera puede ofenderse: no es un insulto; es una descripción.

jueves, marzo 26, 2009

España se merece un Gobierno.

A uno le pide el cuerpo escribir algo sobre política, y en primer lugar piensa en el gobierno de la nación: por pura lógica, quien tiene el deber de actuar es el primer sujeto de cualquier crítica, sea elogiosa o negativa. Pero en cuanto se encara la labor, topa uno con un obstáculo, y es que tiene este gobierno un pasmoso don: son tantos los disparates que encadena que resulta imposible disparar a todo lo que se mueve, con lo cual uno acaba quedando paralizado por el asombro. No han llegado a tapar un desaguisado que ya han abierto otros tres. Las contradicciones brotan por doquier, las mentiras campan a sus anchas por los ministerios sin el menor rubor, las torpezas se suceden a un ritmo vertiginoso, la incompetencia brilla en todas y cada una de las gestiones, el ridículo aflora en cada comportamiento. Y eso, que aparentemente sería Jauja para los comentaristas, acaba teniendo un efecto paralizante, tanto que uno acaba pensando, en su desvarío, que a lo peor está incluso premeditado. Realmente, uno no sabe qué pieza fijar en el punto de mira, a qué conejo apuntar, porque constantemente otros gazapos saltarines se cuelan ante el visor con renovadas sorpresas y novedosas meteduras de pata, que parecen aún más apetitosas que la anterior.

Uno se troncharía de risa, si no fuese porque lo que está en juego es la gobernación de España. Miren, miren: la ministra de Defensa que se monta un numerito patriótico – maternal anunciando en la tele lo que ignoran sus compañeros de gabinete, los embajadores afectados, la OTAN y los altos mandos militares. La vicepresidenta del Gobierno acorralada por un escándalo tan vergonzoso como estúpido a cuenta de su empadronamiento, que a cualquier gobernante de un país serio le habría llevado a dimitir y pedir perdón. El ministro de Justicia cesado por fanfarrón y grosero, porque no hay otra causa más evidente. Moratinos buscando mayordomo, con la que está cayendo. Corbacho contabilizando parados por miles cada hora. Solbes bostezando mientras ve caer a plomo todos los indicadores económicos. Cabrera adelantando los fallos de los tribunales antes de que se publiquen. Rubalcaba toreado por un par de chorizos sevillanos que le están haciendo remover cielo, agua y tierra para encontrar el cadáver de una pobre cría. Corredor gastándose 600.000 euros en campañas de imagen. Maleni en Siberia aprendiendo a gestionar aeropuertos internacionales en aeródromos de tercer orden. Sebastián regalando bombillas y pidiendo que consumamos producto español. Aído intentando que la ley del aborto sea tan escandalosa que pueda ocultar con su alboroto todo lo demás.

Esta pandilla de amiguetes que han llegado al poder desafiando todas las leyes de la lógica, el sentido común, la prudencia y la sensatez, y que en muchos casos, empezando por el presidente, están usando los más altos sitiales del Estado para hacer sus primeras prácticas en el mundo de la administración pública y la política, nos va a arruinar a todos. En lo económico, en nuestra imagen internacional, y hasta me atrevería a decir que en lo moral.

¿Este es el gobierno de España? Por citar uno de sus lemas más exitosos, podríamos decir que España se merece un Gobierno. Punto.

miércoles, marzo 11, 2009

Democracia 2.0

Después de las elecciones gallegas y vascas comenté en mi perfil de FB que debemos empezar a reflexionar en nuevas formas de hacer política. Como primera idea comentaba la posibilidad del voto electrónico. No se trata solo de ahorrarse el paseo al colegio electoral o a correos. Es más bien la posibilidad de hace el voto más ágil, más eficiente y por ello más frecuente. La consulta a los ciudadanos, sea en forma de referéndum o de cualquiera otra fórmula, es algo que mejorará la calidad de la democracia.

Es una vieja idea. Un intento de hacer la democracia más participativa. Puntualmente esos planteamientos afloran en distintas versiones pero no suelen tener mucha continuidad, por desgracia.

No dejar de ser curioso que nos quejemos de nuestro sistema y sin embargo estemos tan poco dispuestos a reflexionar sobre como mejorarlo.

Sin embargo, hoy he leído una noticia interesante y positiva. Se trata de una iniciativa del PP para estimular la participación del ciudadano en el proceso legislativo. Una proposición no de ley del diputado Rafael Merino que defiende que los ciudadanos puedan juzgar y hacer proposiciones, a través de la Red, sobre las iniciativas legislativas del Gobierno.

A priori, la idea es buena. Surgen dudas respecto a como procesar toda la información que manden los ciudadanos y como se integra dicha información en el proceso legislativo. Pero ello no debería impedir que esta iniciativa saliera adelante.

El gobierno del Presidente Zapatero se ha caracterizado por nombrar comisiones de sabios, de expertos y demás. Viniendo de un partido que promueva la igualdad en grado absoluto no deja de chocar ese comportamiento elitista. Por supuesto que debe haber expertos elaborando propuestas. Pero también los ciudadanos deben poder opinar más allá de las citas electorales. La información existe. Se puede acceder a ella. Los ciudadanos pueden y deben informarse de las consecuencias de cada reforma legislativa. Quizás sea pedir mucho. Pero en algún momento debemos empezar. No podemos vivir en el siglo XXI con un sistema representativo digno del siglo XIX.

Habrá que seguir de cerca esta propuesta. Un poco de oxígeno en nuestra democracia siempre viene bien.

dosmildoce.wordpress.com